Galeria Horrach Moya
 
 
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Nota de Prensa

Fragmentos a su imán
Dexter Dalwood - Yuko Murata - Carles Congost
Muntean/Rosenblum - Girbent

Curated by Helena Juncosa

Galería Horrach Moyà Sadrassana.
Plaça de Sa Drassana, 15 - 07012 Palma de Mallorca.

La Galería Horrach Moyà presenta la exposición colectiva Fragmentos a su imán, en la que cinco individualidades artísticas convergen revelando diferentes aproximaciones a la pintura figurativa contemporánea desde un corpus de trabajo personal. Tomando prestado el título del libro de poemas de 1978 del escritor cubano José Lezama Lima, la muestra se estructura como pequeños cosmos artísticos singulares que participan de la realidad de la pintura. Ocupando las dos plantas de la galería, las pinturas expuestas: paisajes naturales y urbanos, interiores, inacabados, habitados o vacíos, y personajes reales o de ficción, difieren en cuanto a temática, técnica, sensibilidad o intención lo que provoca el enriquecimiento y contribuye a la pluralidad de la mirada. Así como Lezama buscaba reproducir parcelas de la cotidianeidad a partir del lenguaje poético, Dexter Dalwood, Yuko Murata, Carles Congost, Muntean/Rosenblum y Girbent construyen su discurso a través de la gramática pictórica.
Dexter Dalwood construye sus cuadros yuxtaponiendo imágenes y contenidos de una manera muy sofisticada produciendo nuevas constelaciones de significados complejos y provocativos. Sus pinturas representan interiores o paisajes, imaginados o construidos a partir de la investigación y describen personajes, lugares o momentos históricos. La utilización de citas y referencias de una gama amplia de temas se refleja en la transposición de la técnica del collage (que utiliza como inicio de muchas de sus pinturas) al lienzo. Dalwood no sólo posee un profundo conocimiento cultural e histórico, sino que también percibe las conexiones entre la historia del arte, la política, la música, la literatura y la experiencia personal. Los sujetos de sus pinturas están siempre físicamente ausentes, retratados a través de representaciones de los entornos que pudieran haber ocupado. Su invisibilidad aumenta el misterio y el artificio de la escena, pero también elimina el aspecto más reconocible de la figuración de las obras que finalmente comunican algo que va más allá de la representación o el lenguaje.
El título de la pintura Marie-Henrie Beyle (2013) se refiere al nombre real de Stendhal. En la novela Vértigo, W.G. Sebald escribe sobre este escritor francés que de joven vivió momentos difíciles de olvidar al cruzar los Alpes con las tropas de Napoleón. A través de Stendhal, Sebald descubrirá que los recuerdos son falsificados por la memoria y que el arte tiende a usurpar el lugar de las cosas que representa, lo que quda reflejado en este paisaje de dos registros. En Mao’s Study (Remix) (2015) Dalwood pinta una nueva versión de un cuadro del 2000 del mismo título, es una actualización de ese interior que refleja la realidad de la China del siglo XXI, en la que la figura de Mao ha perdido su poder cultural y como reflejo de ello su estudio se ha convertido en en un desvaído mausoleo de hormigón en contraste con una puesta de sol sintética.
La pintura de Yuko Murata, combina las prácticas artísticas de oriente –por sus temas– y occidente –por su técnica–, y está fuertemente influenciada por la pintura tradicional japonesa del s. XVIII. A partir de diversas fuentes de inspiración, como postales, revistas, folletos turísticos… la artista crea escenas completamente irreales y, sin embargo entrañables. Sus obras, de una gran simplicidad, son óleos de pequeño formato, en lienzo y madera. Siguiendo el estilo tradicional de “ukiyo-e”, “pinturas del mundo flotante”, sus obras se caracterizan por representar temas de la naturaleza, son característicos sus paisajes íntimos y los animales solitarios, desnudos de ornamento pero de gran belleza, y el uso frecuente de colores planos. Su paleta básica pero sofisticada varía entre las obras y se corresponde con el tema representado. Aunque sus pinturas poseen belleza y equilibrio están impregnadas de un aire melancólico y extraño.
Carles Congost es un artista multidisciplinar y aunque su trabajo se centra mayormente en la producción audiovisual aquí presentamos una selección de pinturas inéditas, que dan forma a un universo surrealista y fascinante. En sus pinturas, el estereotipo inherente a la cultura popular es pervertido y convertido en un motivo singular dotado de humor y misterio. Usa las imágenes del universo pop como datos de la realidad, como un elemento cotidiano, cuya apariencia de normalidad puede romperse en cualquier momento. Con sus pinturas, Congost retuerce la esencia amable y brillante del pop y nos abre una puerta a la extrañeza. Sus pinturas de apariencia deliberadamente amateurista hay que entenderlas como un trabajo en proceso, como un ejercicio espontáneo de repetición y búsqueda, más que como un proyecto preconcebido. A diferencia de su trabajo audiovisual, con el que Congost lleva a cabo multitud de colaboraciones, sus pinturas parten de un proceso mucho más íntimo, en el que parece añorar el romántico ensimismamiento del artista en su taller.
Congost utiliza formatos reducidos sobre madera, lienzo o papel para pintar imágenes al azar, anécdotas en las que puede expandir libremente los argumentos de sus fotografías y vídeos, como es el caso de la serie Bad Painting Series (2013-2014) en relación a los dos capítulos existentes de la serie videográfica homónima: The Spin Off (2010) y Easy Katz (2013). En cambio, en la serie Spiderman (2011), el artista recrea los fondos urbanos de un cartoon televisivo de los sesenta y los convierte en protagonistas una vez que el famoso personaje que transita por ellos ha sido eliminado.
El trabajo de Muntean/Rosenblum se centra fundamentalmente en la pintura y el dibujo, aunque realizan constantes incursiones en otras disciplinas. El hilo conceptual de toda su obra gira en torno a la juventud en el mundo contemporáneo, al momento de desorientación existencial y la crisis de identidad que supone el paso de la adolescencia hacia la madurez. Los jóvenes representan los estereotipos vigentes marcados por los medios de comunicación de la cultura de masas y el consumismo. Los artistas exploran cuestiones vinculadas al sentimiento de pérdida, la construcción de la identidad y la obsesión generalizada de nuestra sociedad por la juventud.
Sus pinturas, que combinan imagen con textos en inglés, son en su mayoría escenas de grupo, jóvenes coreográficamente ordenados, posando o realizando alguna actividad, en el bosque o en una dicoteca, inexpresivos, desorientados, que observan inmóviles el infinito. No se trata de un reflejo fotográfico de la realidad, sino que son representaciones de estados emocionales-sociales. Partiendo de una técnica tradicional, con disposiciones clásicas de perspectiva y composición y empleando códigos acuñados por la tradición pictórica en el tratamiento de la figura –con el objeto de conferirle dignidad e intensidad dramática– crean una atmósfera cercana a la irrealidad.
Girbent reflexiona en su obra sobre 2 cuestiones básicas: qué es una imagen pintada y qué sentido tiene el acto de pintar hoy en día en la época de internet. Se define como un coleccionista de imágenes, el mundo del cine que le apasiona le ofrece una fuente inagotable de imágenes “vivas”, estéticamente elaboradas, a partir de las cuales produce muchas de sus pinturas. A veces se desdobla en su propio comentarista y acompaña sus pinturas con títulos, cartelas y notas informativas. Girbent asegura que trabaja contra toda ideología, toda simplificación y dogmatismo y cita a Borges Nabokow y Foster Wallace como influencias notables en su particular cosmovisión.
En Luz matinal (after Hopper) (2016), Girbent incide, una vez más, en la auto-cita, en una revisión/variación de una obra propia, obra que ya se inspiró en una de Hopper. Gran pintura interrumpida nº 6 (2016) es una copia inconclusa de Fantasmagoría/La irrupción (2015), que podríamos relacionar con el mundo de la comicidad y la acción del slapstick sino fuera por el contrapunto que ofrece le lugar donde ocurre: un museo. El cigarrillo encendido que aparece en Ser y tiempo (2016) marca el inevitable paso del tiempo y nos recuerda nuestra condición mortal, nuestra finitud: cada momento es sagrado porque puede ser el último. Estamos ante uno de los grandes temas de Girbent, el tiempo y su subtrama predilecta, la sensualidad del aquí y ahora.

 


 
     
 
 
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